Él la rompió.
Él rompe cosas.
La cámara sólo fotografiaba.
Ella, en realidad, no era una cámara.
Él no la rompió porque ella no lo fuera.
Él sabía que ella cumplía su misión.
Ella murió rota, rota aventada.
Una aventada no puede estar sin que alguien le haga el favor.
Él decide, él decidió hacerlo, hacérselo.
Basta con que alguien lo pida o alguien lo intuya.
Hoy ya no hay cámara.
Hoy sólo me queda él.
Yo no lo voy a pedir.
Yo no voy a dejar que él lo intuya.
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