Discuto conmigo misma y disfrazo las maneras para que tal no pueda entenderse. No quisiera defraudar los ánimos que imprimo a sus vidas, no quisiera que vieran en mi un ejemplo de sus múltiples inconsistencias. Al contrario, discuto conmigo para mantenerlos en pie, nada de lo que me mueve es egoista, pues cuando me derrumbo sólo lo hago pensando en ustedes y en su capacidad de entender.
De repente el desaire y con él el "te lo dije" que me dije para que cuando en ésas estuviera siempre saliera adelante. Reprimo mi depresión en pos de la buena fe que les tengo, porque de todas las porras que me han echado, sus súplicas han sido las más fervorosas y mi entrega por ustedes la más convincente.
He llegado hasta aquí para advertirles los inconvenientes, la mala fama que tuve y que ahora me detiene aquí pudo haber no sido suficiente, pero la calidad del sufrimiento ha puesto en el correcto lugar lo que siempre estuvo dispuesto al servicio ajeno. Aprovechen, pues yo aprovecho en ello todo mi tiempo, deparándoles más de lo que el buen augurio pudo haber predestinado, pues mis apuestas nunca han sido ciegas, porque prevengo con delicadeza lo que después evitaré perder en fuerzas.
No discutan entre ustedes, saben que no me agrada el zumbido de su ambigüedad ni el detonar de sus erróneas conclusiones. Si en vez de estar aquí estoy allá y necesitan de mi guía, pueden hacerme llegar sus dudas a través de esos mudos pensamientos que a nadie hacen daño y que tan buen ambiente han logrado. Cuando llegue sabrán que supe y sabrán que saben y que no habrá necesidad de preguntar obviedades. Cultiven la reflexión así como yo me preocupo por cultivar los argumentos con los que conmigo misma discuto y con los que nunca quisiera abrumarlos, pues soy la paz que nunca me podré dar y en ello la felicidad que a sus vidas nunca hará falta.
De repente el desaire y con él el "te lo dije" que me dije para que cuando en ésas estuviera siempre saliera adelante. Reprimo mi depresión en pos de la buena fe que les tengo, porque de todas las porras que me han echado, sus súplicas han sido las más fervorosas y mi entrega por ustedes la más convincente.
He llegado hasta aquí para advertirles los inconvenientes, la mala fama que tuve y que ahora me detiene aquí pudo haber no sido suficiente, pero la calidad del sufrimiento ha puesto en el correcto lugar lo que siempre estuvo dispuesto al servicio ajeno. Aprovechen, pues yo aprovecho en ello todo mi tiempo, deparándoles más de lo que el buen augurio pudo haber predestinado, pues mis apuestas nunca han sido ciegas, porque prevengo con delicadeza lo que después evitaré perder en fuerzas.
No discutan entre ustedes, saben que no me agrada el zumbido de su ambigüedad ni el detonar de sus erróneas conclusiones. Si en vez de estar aquí estoy allá y necesitan de mi guía, pueden hacerme llegar sus dudas a través de esos mudos pensamientos que a nadie hacen daño y que tan buen ambiente han logrado. Cuando llegue sabrán que supe y sabrán que saben y que no habrá necesidad de preguntar obviedades. Cultiven la reflexión así como yo me preocupo por cultivar los argumentos con los que conmigo misma discuto y con los que nunca quisiera abrumarlos, pues soy la paz que nunca me podré dar y en ello la felicidad que a sus vidas nunca hará falta.
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